Mostrando entradas con la etiqueta Recuerdos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Recuerdos. Mostrar todas las entradas

sábado, 24 de noviembre de 2018

Tenemos un ángel en el Cielo

noviembre 24, 2018 2
La perdida de un ser querido

Nos suceden en la vida situaciones dolorosas y de muy difícil trago. Cuando se nos muere un joven familiar que es poseedor de unos dones tan valiosos como la simpatía, la afectividad, el ser buena gente, el ser extremadamente humano con todos sus amigos y familiares, nos damos cuenta que la vida no es justa y que carece de la perfección que muchos de los que habitamos le hemos querido etiquetar.

No es justa porque nos deja un vacío difícil de llenar. Asola el alma de una madre que se pregunta qué ha hecho ella para merecer tal castigo. Una hermana que a pesar de ser la mayor se sentía la pequeña porque había tanto amor en su hermano que quería protegerla contra los peligros del mundo. 

Y a esa familia que lloramos su ausencia en nuestra intimidad, escondidos incluso de nuestros propios seres queridos, para no dejar ver que también somos frágiles ante el engullidor sufrimiento. Este es mi pequeño homenaje a un ángel que seguro vela desde el Cielo por su numerosa familia.

sábado, 6 de octubre de 2018

La cultura de los años sesenta en el mundo rural

octubre 06, 2018 0
La cultura de los años sesenta en el mundo rural
A los que nacimos en los años sesenta nos debe de sonar que tan solo existían dos canales de televisión: la 1 y la 2. En algunos hogares del mundo rural, por problemas económicos, nos llegó cerca de los 70, que fue mi caso. 

Las obras de teatro eran las reinas de las noches y las que más audiencia tenían. Se comentaban en el lavadero, en el bar, al refugio de la chimenea en los crudos inviernos. Las mentes de aquellas personas se ilusionaban al llegar la hora de emisión de su amado teatro. 

Manos rústicas pero con corazones que sabían discernir de lo que era cultura y de lo que era banalidad. La ópera en las voces de aquellos grandes artistas con el don de elevar a los televidentes a un estado de paz y gozo, no tenía precio. Luego estaban las tertulias de los grandes literatos y dramaturgos; unos aún vivían aunque eran muy ancianos y otros habían fallecido décadas atrás, pero que con sus grabaciones habían llegado a ser reverenciados con la misma gloria.

 A veces recuerdo aquel tiempo y a las gentes de mi niñez, todos ya desaparecidos. A los tíos y tías de mis padres, a mis abuelos y primos, a los vecinos. Aquellos felices años que convivimos en el mundo rural y ya no existe, porque todos emigramos a las grandes ciudades. Este es mi pequeño homenaje para aquellas personas y la añorada vida que compartimos.